128: Mejor de lo que puedo ofrecerle.
Ámbar.
Darwin llevaba todas las de ganar; con una comida deliciosa, una decoración hermosa, una caja de regalo preciosa en el fondo de la mesa la cual no tenía verdadera curiosidad en destapar, y una actitud desconcertante.
Pero yo tenía que tomarme aquello; eso que me haría ir al baño veinte minutos después de consumirlo, y ya que me he tomado dos al venir al baño, probablemente me mandará al baño toda la noche. Por eso regreso con mi mejor energía a la sala de nuevo, porque sé, que el que se hace llamar mi esposo, esta noche no logrará su cometido.
—Ámbar... —Una voz familiar me detiene.
Y de pronto el ambiente se convierte en uno donde, después de ver a Silly con una sonrisa, solo puedo darme cuenta que Elian, mi hombre, se encuentra a su lado mirándome, y que, Darwin, se encamina hacia mí para tomarme por la cintura. Todo se vuelve algo borroso, confuso y pesado.
Elian ve con detalle la mesa, y sus ojos confusos van conmigo. Luego, ve con recelo el movimiento de Darwin de darme un