123: Ese algo.
Ámbar.
—¿Entonces es completamente seguro...? —me pregunta un Adrián emocionado.
—Sí, adiós, pero vuelve ¿de acuerdo? —le digo.
—Claro que voy a volver, no voy a dejarte sola otra vez ¡Gracias! —Adrián me da un beso en cada cachete, y ante la mirada severa de Sebastian en la entrada de la casa, se va.
Adrián ya me ha manifestado su preocupación sobre estas libertades. Teme que yo termine envuelta en las garras de Darwin, pero mi hermano sabe que la única razón por la cual estoy haciendo esto, es para tener la oportunidad aunque sea mínima, de sentirme un poco libre, y de ver a Elian.
—Señora, ¿me permite hablar con usted?
—Sebastian... no me tutees, Darwin no está —le digo, adentrándome a la sala para sentarme y escuchando sus pasos acercarse.
—Usted no es estúpida.
—Oh, gracias...
El moreno toma asiento a mi lado, y ello me sorprende, pero lo dejo tranquilo.
—Usted sabe lo que está haciendo Elian Davis, y yo también.
Siento algo subirme y bajarme desde el estómago a la garganta.
—No