45. Italiano despiadado

Besar esos labios carnosos es más embriagador que el mismo vino tinto, por esto es que la bese un par de veces más antes que sus dedos se escurran de mi mano. Esta noche la vería, aunque una sensación extraña tengo en el corazón, como si ella pudiese siquiera desaparecer. ¿Cómo podría? Mentí muy bien como para que se crea que el hijo que crece en ella es mío. Jugué muy bien mi papel, le hice ver mi interés... por eso es que se entregó a mí finalmente. Dios sabe que esa mujer sacó mi lado más pasional, ni siquiera Akela, que me tenía loco conoce está faceta mía. Nadie.

—Erick, sigue a Melina, dime cada uno de sus pasos y a donde es que se va.

Colgué la llamada, dejando el teléfono a mi costado antes de abrazarme a las sábanas que aún tienen su olor, ese perfume embriagante que anhelo volver a tener cerca mío. ¿Debería decirle a Alexei lo que está ocurriendo? No, mejor que esto pase cuando oficialice mi relación con ella. Con la pesadez que me invade me salí de la cama para poder ir a b
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