Punto de Vista de Mia
Me acomodé los lentes oscuros mientras organizaba los bocetos sobre mi escritorio. Las órdenes del doctor eran claras sobre descansar la vista, pero no podía evitar ajustar los diseños del centro para niños. Solo un par de ajustes, nada grave, me dije a mí misma.
—¡Lo sabía! —La voz de Scarlett me hizo saltar. Estaba parada en la puerta, negando con la cabeza—. No puedo dejarte sola ni cinco minutos sin que te mates trabajando.
—Solo estoy organizando —protesté débilmente, tratando de esconder los bocetos frescos bajo una carpeta.
Scarlett marchó hacia mí y dejó caer una bolsa enorme de compras sobre mi escritorio. El contenido se desparramó: botellas de suplementos caros, vitaminas y proteínas en polvo.
—La nutrióloga del hospital me mandó los resultados de tus análisis de sangre. —Sacó su teléfono, deslizando lo que parecían ser gráficas médicas—. ¿Has visto estos números? Tu vitamina D prácticamente no existe.
—Ya tengo suplementos en casa —dije, señalando vaga