Tres meses después
Acostados en la inmensa cama de la habitación que tanto disfrutaban. Leonel con su cabeza en el vientre de Noelia. Deseoso de poder escuchar o sentir un movimiento de su hermoso tesoro, sólo había alcanzado a sentir dos y ahora su caza era constante.
Noelia disfrutaba de cada caricia que le daba a su barriga, en ocasiones quedándose totalmente dormida.
En esos tres meses, Noelia era tratada como la reina que era. Cada antojo y cada cambio de humor lo soportaban como si nada.
Si antes dormía como bebé, en esa nueva etapa, era aún peor. Siendo consentida por su prometido.
A todo eso, su boda estaba en manos de su querida suegra. Quién, después de años, lograba estar muy ocupada y feliz porque su hermosa nuera no puso caras sobre una boda lujosa.
Porque para Noelia el dinero iba y venía y las personas importantes no duraban para siempre. No le quitaría la emoción de su suegra quien solo se dedicó a todos ellos.
Para ella, la felicidad de todos, también era la de ella