Ambrose:
Sus palabras me habían dejado perplejo, no creí que comenzara a interesarse por el manejo de la propiedad ya que las anteriores duquesas solían delegarlo a una persona del servicio, en su mayoría mayordomo.
Salgo de la habitación y Mildred se acerca secando sus lágrimas.
- Lo lamento, pero tendrás que obedecer la orden, si mi madre se entera de que no le permito a mi esposa hacer las cosas como viene en el libro que mi abuela escribió, sería capaz de desheredarme y darle mi lugar ‒digo serio, mi madre era la defensora número uno de que cada regla y protocolo debía ser cumplido.
- Por favor su alteza ‒llora desconsolada, niego con pesar.
- Si quieres renunciar puedo darte una buena cantidad, sé que ese trabajo es por mucho, el peor de todos ‒miro al techo.
- No quiero hacerlo, así que renuncio ‒dice con pesar, asiento y le pido que me acompañe a mi despacho para darle el cheque y que pueda recoger sus cosas.
- ¿La enamoraste y le rompiste el corazón? ‒pregunta Ramsey entrando