[MATÍAS]
Coloco la bandeja con el desayuno que hemos ordenado sobre la cama y vuelvo a acomodarme junto a ella. Haberla recuperado ha sido un milagro. Tenía tanto miedo de que no pudiese perdonar las duras palabras que le he dicho...
—¿Y qué tal esta? — Le pregunto mientras prueba las tortitas con sirope.
Parece que lo está disfrutando muchísimo... —Tengo tanta hambre que así estuviesen fatales las comería igual. — Dice riéndose.
—¿Tanta energía te he quitado? — Cuestiono sonriente.
—¡Matías! — Exclama y me da un pequeño golpe en el pecho.
—¿Qué? ¿Acaso no es cierto lo que digo? — Pregunto haciéndome el inocente y tomo mi taza de café.
—Un poco si... — Responde tímidamente y toma de su café. La observo detenidamente y no