Capítulo 3. Las palabras de los Ojos.

Al entrar a la habitación sólo un sonido enigmático llenó todo el lugar, todos los presentes callaron y prestaron atención a la enigmática presencia.

Siempre el borde percibo

Cuan efímero cáos

Todos rotos los hilos

De cielos, vidas y almas

Y de la nada, sólo el hastío.

Así divaga mi mente,

Así, la profunda ausente,

Mi vigilia termina

Cuan oscuro y rojo destello

En la noche efímera.

Siete cielos son todos.

Pero sólo por uno sufro.

Penurias de pasadas vidas

O tal vez futuras,

¡Oh maldición de la mirada!

Siempre que miro ese final

Veo el cáos

No hay rincón, ni vacío

Donde de la nada no llegue.

Tal vez vuelvan locas mis ansias

Tal vez sólo sea el recuerdo

Tal vez sean futuro y pasado

En larga treta Jugando

Tal vez sea el amor que nunca llegó...

- Estos fueron los pensamientos de los Ojos.

Se escuchó decir al unísono a las 2 escoltas del ser, que acababa de entrar a la habitación.

Complejos los pensamientos de los Ojos, aparentemente iban y venían de un lugar a otro, de un tiempo a otro, de un sentimiento a otro, una agonía, ansiedad, tristeza, tal vez felicidad, eran tantas cosas las que emanaba, que siempre era preferible no escucharla hasta tanto no indicara que hablaría, sin embargo siempre había aquellos que les gustaban ver en sus palabras presagios de tiempos futuros, premoniciones.

Así es como supimos que esos eran los pensamientos que divagaban en la conciencia de los Ojos. Un ser tan enigmático que generaba admiración y terror al mismo tiempo. Una entidad femenina cuyo nombre ya estaba eones atrás perdido en el olvido. Esas eran las cosas que decía, siempre que llegaba a un lugar, dos agentes psíquicas la acompañaban, ellas pertenecientes a las Axiarias, la tercera raza que junto a vulcos y axianos componían la población principal del planeta y del imperio Axius.

La habitación, un amplio estar ubicado en el cuartel general de los detectives psíquicos de Axius, sus paredes fundidas en negro y rojo, reductos de una de las grandes guerras que azotaron la galaxia durante la época de conquistas. En los edificios gubernamentales era común que la ostentación se hiciera con trofeos de batalla, este era el caso de las paredes del Cuartel General. Durante la primera expansión de Axius, fue colonizado un planeta de seres orgánicos y la capital de esa civilización fue cubierta con lava de las profundidades de ese planeta. El ataqué típico para ese entonces era rodear los planetas objetivos con naves para la vulcos-formación, y calentar tanto la superficie hasta que aparecían volcanes, lo que generaba las condiciones ideales de combates de los soldados tantos de vulcos como axianos.

De esos antiguos enfrentamiento siempre se llevaron losas de lava solidificada donde se estampaban datos como el nombre del comandante de la invasión, la oleada, la expansión, y el sistema conquistado. Así se podía pasear por los amplios pasillos de cuarteles y ministerios viendo pasar ante nuestros ojos generaciones y generaciones de guerras, muertes y conquistas. Glorias de un pasado sencillo, donde Axius era la amenaza y no el amenazado.

Agna Rag contemplaba todo aquello sintiendo nauseas por todo el licor que había consumido durante toda la mañana, tal como le había indicado la psico-detective Kristal, debía estar en el cuartel de los detectives psíquicos a la hora 22:00 de las horas del día. Al llegar a ese lugar, vio que aparte de ella también convocaron a un sujeto bastante ataviado, que sin duda parecía alguien importante.

El viaje desde la capital hasta el cuartel duraba unas 3 horas, primero una hora en un tren sónico y luego el conocido ascensor de las nubes, ya que el cuartel en realidad era una estación orbital conectada al planeta, sincronizada con su rotación. Desde ahí los detectives percibían todo el planeta, lo que hacía difícil infiltrarse en él o cometer algún crimen. Era sumamente inusual que fueran a este cuartel los comunes, como les decían a los habitantes que no pertenecían al gobierno imperial, y más aún la presencia de los Ojos de Axius, ya que normalmente se encontraba observando la frontera con el imperio Imgram, incluso antes de esta oportunidad sólo 2 veces había venido directamente a Axius.

Un largo, punzante y frío silencio inundó la sala. Dirigiéndose a las únicas 3 personas sentadas en la larga fila de asientos que se ubicaban en el lobby del Cuartel General, las acompañantes hablaron, hicieron una reverencia señalando al ser, que visiblemente era muy diferente a ellas: Ante ustedes los Ojos de Axius.

Justo cuando iba a hablar, se escuchó el ruido de un golpe seco. Era la detective Kristal que golpeaba su cabeza contra el respaldo de la silla. Se había quedado dormida y ni siquiera se había percatado de la presencia de los Ojos en la sala. Kristal una detective que apenas iniciaba su carrera como psíquica, era conocida por ser distraída y desinteresada, cosa que siempre le traía problemas, sin embargo su umbral de percepción extrasensorial era extraordinario, lo que le permitió avanzar rápidamente en su entrenamiento como detective.

Ella era una de las 3 personas que se encontraban en el lobby a la espera de ser interrogadas. Apenas 3 días atrás había sido designada como responsable del cuadrante donde se ubica el Mesón de la Candela, un Bar para la gente pudiente de la capital imperial. El otro sujeto, desconocido para Agna, también fue convocado por Kristal, se trataba del Administrador del Mesón de la Candela.

Kristal se estiró, bostezó, movió su boca de forma desordenada ante los ojos desorbitados de las acompañantes de los ojos. En ese momento sintió lo que nadie debería sentir, Los Ojos la miró. Un profundo terror recorrió cada rincón de su cuerpo, nada de ella quedó para sí, se sintió violada, profanada, como si hubieran hurgado hasta en el más mínimo detalle de su ser.

- Jefa! Es decir, perdón, su excelencia, Ojos, eh, ya no sé ni lo que digo.

- Tranquila Kristal, buen trabajo, entiendo que no has descansado desde que detectaste el cuerpo, pero ya convocaste a los primeros testigos.

- No mi señora, todo el entorno del hecho es caótico, cada vez que trato de ver algo, no hay nada y eso agota más de lo normal.

- Ningún detective psíquico está entrenado para resistir semejantes condiciones, hasta para mí es compleja esta situación.

Había hablado los Ojos de Axius. Con un tono amable se dirigió a la joven detective, algo maltrecha por el trajín de la noche anterior y el escrutinio de la Comandante, que le debía llamar la atención de alguna manera, ante su descuido.

- Buenas tardes ciudadanos, gracias por acudir prontamente a este llamado. Estamos investigando a un peligroso asesino, ya tenemos 3 teorías. Sin embargo, hay cosas que no puedo ver, y eso me preocupa. Mi rango de observación está más allá de algunas galaxias, así que cuando concentro toda esa percepción en un pequeño planeta como Axius, puedo ver hasta "si un electrón va a saltar de su órbita o nó" o si alguien va a estornudar, Y no sé qué pasó con Tail, eso me tiene consternada, ni siquiera puedo decirles si el cuerpo que van a ver le pertenece. Lo que pasó no cae en ninguna de nuestras 3 teorías, no creemos que sea casual. A medida que sean llamados, espero esclarecer algo de todo esto.

- Estas fueron las palabras de los Ojos.

Dijeron al unísono nuevamente sus acompañantes. Antes de retirarse les indicaron a los presentes que serían llamados al interrogatorio por su nombre.

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