Capítulo 48. Desagradable sorpresa
—Entonces… ¿Solo es literatura y anatomía? Está última es básicamente la más sencilla de las ramas de la biología.
—Sí, bueno… Si lo pones en perspectiva.
Suspiró frustrado.
—Quizá necesita clases privadas, señorita Taylor.
De pronto, su voz se volvió en un tono coqueto y sus ojos se tornaron oscuros y profundos.
—¿Y usted está disponible, profesor Park?
Me senté sobre la cama y esperé a ver qué era lo que en su mente tanto maquinaba.
Mi guapo doctor entrecerró los ojos.
—¿Dónde queda el fémur, nena?
¡No digas que en el brazo, tonta!
—En el…
—Es este —llevó su mano a mi muslo y presionó un poco, haciéndome jadear —. El que va de la cadera a la rodilla, donde se encuentra la rótula.
—Da… Daniel —Cerré los ojos e inhalé aire con fuerza.
—Y éste… —elevó su mano —. Es el hueso de la pelvis. Que abarca desde aquí, el hueso de la pelvis o ilion —acarició mi vientre con su dedo índice, provocando que mi respiración se tornara apresurada y entrecortada —. Pasa por el hueso sacro, cubre el cox