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Cap. 4 "Negocios y algo más"

EDDY:

—Quiero los diseños de la nueva temporada. ¿Los tienes? —continuó papá.

Quizá deba agregar que en mis ratos libres suelo garabatear en un cuaderno y de esos garabatos salen los diseños de la marca de autos, y claro, amo hacerlo porque al menos así puedo aportar algo a la empresa de la familia. 

Afirmé a la pregunta de mi padre con un poco de nerviosismo «porque descubrí que es mejor ser ignorada y pasar desapercibida» y dejé el tenedor sobre el plato. 

—Están en mi cuarto. Puedo ir por ellos ahora... 

Hice amago de levantarme. 

Esa era la oportunidad que tenía para escapar del toro furioso que me miraba como si quisiera lanzarme de un barco en plena altamar, asediado por tiburones, ballenas asesinas y pirañas. 

Pero entonces, papá habló. 

—No, puedes ir por ellos luego. Ahora necesitamos hablar con ustedes dos... 

¡Rayos! 

¿Por qué su dedo índice se movía de lado a lado entre Lucas y yo? ¿Por qué de pronto todos se guardaban silencio? ¿Por qué me sentía así de extraña?. 

Quise huir del dedo de mi padre, pero me siguió señalando así me moviera de lado a lado. 

La reacción de Lucas fue la misma y su rabia hacia mí parecía acrecentarce poco a poco. Ninguno entendía nada, pero para los patriarcas de la familia, se entendía todo.

No pude más con la tensión. Aquello podía cortarse con el filo de un adobe o el pétalo de una flor. Decidí ser yo quien acabara entonces con el silencio, y luego me arrepentí como nunca por haber tenido la iniciativa y hablar. Hubiera preferido no escuchar su respuesta nunca. Sin embargo, mi mente me traicionó en ese momento.

—¿Por qué me señalas? ¡Buah! Seguro Gloria te dijo lo de los anteojos y... lo sé, sé que ya son tres en la semana, papá, pero... 

—Espera ¿Qué? ¿De nuevo?. 

¿No era de eso que quería hablar?

¡Oops! 

«Vamos, Eddy, mejor cierra la boca y cállate de una vez, tonta» Me regañé, cohibiendo mi ser en mi asiento. 

—Fue un accidente... 

—¡Claro que no! —reaccionó Gloria, hecha una furia.

—¡Gloria! ¡Ya cállate!. 

Mi hermana me había delatado y ahora tenía que explicarles todo a mis padres. 

De nuevo tenía la mirada intensa de Lucas Maxwell sobre mi y no quería. Por primera vez no ansiaba sentir su mirada sobre mí y su atención no era requerida. Aquel sueño se estaba cumpliendo pero más para perjudicarme que para ayudarme o volver de esto una escena romántica. 

Me hacía muchas ideas locas. 

—Está bien, papá. En serio no fue nada. Ya sabes que soy muy torpe y me deslizó a cada rato...

—Eso no es verdad. El idiota de Blade Pearsons y su secundón llevan semanas molestándola. 

Hice una mueca y miré enojada a mi hermana. 

—¡Gloria! 

—¿Te molestan en el internado? 

—No, para nada... 

Quería llorar. 

—Siempre le hacen bromas pesadas o le lanzan objetos. 

—¡Ya basta, Gloria! 

—¿Y no nos habías dicho nada?. 

Papá se había puesto chinito del enojo.

—Es que yo...

—¡Acaso eres juguete de esos inútiles!

—Yo...

Suspiré rendida.

No podía decir más nada.

La cena se había salido de control. Los miré a todos avergonzada, cerré los ojos con mis mejillas rojas y tibias de la vergüenza y bajé la cabeza. 

¡Vaya! 

Era un fiasco incluso en mi propia casa. 

Papá estaba furioso, mamá solo cubría su boca con preocupación, Elvis solo guardaba silencio y abrazaba a Gloria y ella, bueno, parecía dispuesta a no callar más. 

—Los Pearsons son ruines y despreciables insectos —dijo entonces el tío Maxwell, matando así el incómodo silencio —. ¿Y tú te das cuenta y no haces nada? —regañó a Lucas, que solo se dedicó a mirar con indiferencia a su padre y luego a mirarme con odio puro a mí. 

—Yo... 

—No es su culpa, tío Max. Él nunca está presente cuando eso pasa —«De hecho está en la mayoría de las veces junto a Amanda» —. Ya levanté un reporte en dirección —Hablé y él levantó su rostro sorprendido —. Todo estará mejor. 

—Y vaya que estará mejor —Dice entonces mi padre, tomando una servilleta para limpiar sus manos —. Porque en una semana cumplirás tu mayoría de edad y serás tú quien pase a hacerse cargo de la marca.

Mi boca cae desencajada al piso y lo que antes era preocupación para ellos se convierte en una sonrisa. 

Por mi parte, estoy aterrada. 

—Pero estoy estudiando. 

—Solo falta este año para que saques el técnico en administración, al igual que Lucas. 

Él mira sin comprender la situación y puedo decir que estamos igual, sin una mínima idea de lo que está pasando. 

El pelinegro ajusta su corbata, me mira de soslayo y regresa su mirada curiosa a su padre. 

—¿Qué pasará con la sociedad?. 

Tanto mi padre como el señor Maxwell ríen. 

—La sociedad seguirá siendo nuestra prioridad. Hemos decidido que abriremos una empresa de bienes raíces juntos y destruiremos a la competencia, o sea, a los Pearsons, de casualidad —Ambos ríen. 

La tía Eva Lu se levanta y se sienta al lado de Lucas, mi madre hace lo mismo conmigo y Gloria parece impaciente por algún motivo. 

—Sus padres quieren dejar a cargo de ustedes dos la marca de autos y ya está todo listo —Explica mamá con una cálida sonrisa —. Tú haciendo los nuevos diseños y Lucas vendiendolos al público como siempre ha sido. Hacen un buen equipo. 

Mis manos temblaron al escuchar eso y con el corazón agitado lo miré de soslayo. 

Él tragaba saliva a cada momento, miraba con fijeza a sus padres y apretaba sus puños. 

Vaya escena la que nos habíamos montado, y esto era solo el inicio. 

—La otra semana todo cambiará para todos nosotros, y te aseguro que esos hijos de la plebe no te van a molestar más —El tío Maxwell estiró su mano sobre la mesa y viéndome con dulzura acarició mi rostro —. Ya que Lucas estará a tu lado para defenderte. 

El ojiazul arrugó su entrecejo y sin comprender una sola palabra, así como yo, preguntó ofendido. 

—¿Y yo por qué?. 

Y claro, como si mi sola existencia tuviera que ser borrada con una sola palabra, todo acabó cuando papá dijo en respuesta a su pregunta:

—¿Por qué quién no defendería a su futura esposa?. 

Dijo...¡¿Esposa?!. 

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