Capitulo 5. El viaje

—Te amo, Shery —Se arrodilla al lado de la cama —. Y prometo que te curaré, tenga lo que tenga que hacer, te juro que te salvaré —Añade, a lo que ella lo mira con dulzura.

—¿No conseguiré que desistas verdad?

—No.

—Ethan, yo deseo que estés a mi lado estos días. Por favor, no me dejes sola.

—Te doy mi palabra que no me demoraré casi nada, regresaré antes de que te des cuenta. Y lo mejor de todo, será con buenas noticias.

—Ethan —A ella se le aguan más los ojos, hasta llorar le producía tanto dolor, la presión en su cabeza era insoportable, pero no tenía el valor de confesarle la verdad de su estado.

—Shhh…

Ethan besa sus pálidos y resecos labios con ternura, ambos cierran sus ojos y al acabar aquel beso juntan sus frentes.

El lobo creía fielmente que no era una despedida, prometió que regresaría con la cura y lo haría…

—Te amo, Ethan… siempre te amare, aun cuando ya no este físicamente en este mundo —Le dice entre sollozos.

—No, no, no te despidas. Por favor, no lo hagas, amor mío.

El alfa se aleja un poco de ella, toma sus mejillas con delicadeza y la mira fijamente.

—No te despidas, porque volverás a verme. ¿Entendiste? Resiste, Shery, sé que te pido mucho, pero debes hacerlo.

—Si —Susurra con voz casi audible.

—Me iré ahora mismo, no pienso perder el tiempo.

Él besa una vez más sus labios y se pone en pie. La mira un momento más y siente que su corazón se apretuja en su pecho.

—Ethan…

—Volveré, es una promesa.

Shery lo ve partir y suelta más lágrimas, posiblemente esa sería la última vez que hablara con su esposo y probara sus labios. Toca sus labios, y cierra los ojos, estaba tan agotada.

[…]

—Padre, ¿Cómo está mi mamá?

—Ve hacerle compañía, se siente mal.

—Está bien — La joven corre hacia las escaleras —. Adara, partiré en estos momentos a la montaña —Su hija se detiene y lo mira —Tu tío se quedará a cargo, y tú le ayudaras, como la hija del alfa tienes obligaciones con la manada.

—Si padre, lo haré.

—Cuídate mucho, hija, y cuida a tu madre.

Ella asiente y observa a su padre salir de la casa. La castaña muerde sus labios y luego sube las escaleras para ver a su madre.

Una vez que el alfa dejo todo en orden, emprendió la marcha a las montañas. Si seguía exactamente las instrucciones que Eren le indico, encontraría a esa bruja antes de lo esperado.

El lobo alfa da un salto y de inmediato se transforma… mira hacia atrás, observando desde lejos a su hogar. Esperaba que no sucediera nada durante su ausencia… Ethan emprende la carrera directo a la montaña de la bruja.

[…]

Mientras que Bardas organiza una escuadrilla de los mejores lobos que había estado entrenando, a quienes pretendía llevárselos en su viaje. Era consciente de que el beta de la manada luna azul era fuerte, pero una ayuda extra no estaba demás.

Fuera de eso, iba a estar por fuera mucho tiempo, y los lobos necesitaban entrenamiento. Por esa razón decidió llevarlos consigo.

—¿Cuándo te marchas?

—Esta noche, padre.

—Tu madre no está muy contenta con tu partida, pero entiende que quieres proteger a tu luna.

—No le haré nada indebido padre, no te preocupes —El joven sonríe.

—A menos de que ella lo desee.

Eren se sienta en el borde de la cama de su hijo, mira aquel lugar y recuerda de cuando él tan solo era un pequeño niño travieso. Uno que ahora estaba a punto de dejar a su manada. Por poco tiempo, pero lo haría.

—Ya que estarás por allá, tendrás mucha más responsabilidad que aquí. Esa gente dependerá de ti, Bardas. Eres el príncipe, por lo tanto serás como el alfa de esos lobos.

—Daré todo de mi parte para protegerlos, padre. No te decepcionaré.

—En ese caso —Se pone en pie —. Iré a buscar a tu pequeña hermana, tu madre me ha dicho que se ha escondido desde esta mañana y no la encuentra.

—Muy bien, padre —El chico sonríe.

Al cabo de algunos minutos, una pequeña niña de sonrisa traviesa ingresa en el cuarto de Bardas. El lobo percibe el aroma de su hermana y sonríe.

—Papá te está buscando, no deberías de esconderte de esa manera, Valek.

—No aprenderán nunca a encontrarme, si siempre se guían por mi aroma —La niña se tumba en la cama de su hermano.

—El hecho de que puedas esconder tu esencia no te da derecho a que la escondas de nuestros padres.

—Bueno, es un don que herede. Ellos deben aprender a dar conmigo sin necesidad de olerme. ¿Qué clase de padres son?

—Eres una niña traviesa.

—Supe que te iras del castillo, porque has encontrado a tu novia.

—Eres muy vivaz para tener 8 años.

La joven sonríe con picardía. Se incorpora en la cama y mira hacia la puerta, podía oler que su padre se aproximaba, era claro que había olido su aroma cuando dejo de estar oculta.

—Ya viene papá…

—Por tu bien, será mejor que no hagas más travesuras.

—Sí, está bien, te dejo empacar en paz.

La niña se pone en pie y camina hasta la puerta, un par de segundos después, Bardas escucha la reprimenda de su padre hacia su hermana. El chico niega, y cree que esa niña seria el dolor de cabeza de sus padres.

Al terminar de empacar sus cosas, el joven en compañía de sus lobos, se dirigieron al bosque. Si apresuraban el paso, llegarían muy pronto a luna azul. Puesto que Bardas decidió que todos hicieran el viaje en su forma humana.

Para un mejor entrenamiento…

[…]

Subir la montaña se le estaba haciendo complicado, era muy empinada, y las rocas filosas hacían de la subida más engorrosa. Ethan se detiene un momento, y ve en lo alto aquel pico al que debía llegar.

Le faltaba tan solo muy poco…

El lobo agarro fuerzas y empezó a subir de a brincos, creyó que era la manera más ventajosa para escalar. Y de hecho así fue, subir de manera tradicional, no resultaba. Pero dando saltos de rocas en rocas, lo hizo llegar a la cima en cuestión de nada.

Para ese entonces, ya había oscurecido totalmente. No podía seguir avanzando en la oscuridad, y lo mejor es que se detuviese, puesto que una vez que cruzara el límite impuesto ya no podría comer ni beber nada.

Tenía que aguardar, alimentarse bien, para continuar al siguiente día.

El alfa observa lo que había detrás de aquella montaña, aunque era muy oscuro se podía apreciar un valle, el que asumió que sería difícil de atravesar. Quizás le tomara dos o tres días aquel viaje.

[…]

Antes de que el alba floreciera, el lobo comía el último trozo de carne que había cazado la noche anterior. Continuando en su forma lobuna, Ethan no había quebrado ninguna regla. Teniendo el estómago lleno de comida y agua, el lobo estaba listo para continuar esa mañana después de un largo descanso.

Una vez cruzado aquel paraje, no había vuelta atrás… lentamente, se adentró al camino, cuando una brisa golpeo su cuerpo. El pelaje de su cuerpo se erizo al instante, sus sentidos se pusieron en alarma.

—“Es peligroso, Ethan. Debes tener mucho cuidado donde pisas” —Le dice su lobo interno.

—“Puedo sentirlo, este lugar es de cuidado”

—“Esta alerta”

Ambos siguieron un sendero, y aunque había amanecido tan solo en unos minutos, aquel camino permanecía en las tinieblas. Era como si el sol no saliera en esa parte del camino. Una neblina espesa yacía sobre la superficie del suelo, impidiéndole ver por donde pisaba.

No se quiso precipitar, un mal paso, podría costarle la vida. Así que opto por ir despacio, aunque eso le restara tiempo a su esposa.

—“Necesitamos regresar con vida, no medio muertos” —Expresa su lobo.

Continuaron avanzando, cuando de pronto, un fuerte dolor se instaló en la pata delantera del lobo. Tanto Ethan como su lobo clamaron del dolor, se quedaron inmóviles, a su vez este levanto la pata sacándola de la espesa neblina.

Es allí, cuando se dan cuenta de que una enorme espina de hueso yacía clavada en su pata. Esta atravesaba la enorme pata del lobo hacía el otro lado.

—“M****a, estamos heridos” —Vocifera Ethan.

—“Debemos sacarla”

Con los dientes, el lobo logro extraer aquella filosa arma. Y al hacerlo, varias gotas de sangre salieron del agujero de la pata que ya comenzaba a sanar.

El líquido carmesí cayó en la tierra, y rápidamente, fue absorbida por la misma, pero Ethan no se percató de ello. Segundos después, toda la neblina se dispersó como si alguien hubiera soplado todo el camino.

Ethan observo detenidamente todo el sendero, y este estaba cubierto por cientos de enormes espinas como las que le entro en su pata.

—“Tenemos que seguir adelante”

Continuaron avanzando, y como el camino estaba despejado de la neblina, podían ver mejor por donde pisaban. Sin embargo; eso no quería decir que estuvieran salvos del peligro.

Cada vez que se adentraban más en el vía, las espinas iban en aumento. Pasaron de estar únicamente en el suelo, a crecer considerablemente. Las espinas rasgaban el pelaje de Ethan, ya que el camino se hacía más angosto, aun así, siguió avanzando sin que nada lo detuviera.

Esas míseras heridas no lo detendrían, y como sanaban por si solas, no había problemas. Mientras mantuviera las fuerzas intactas, avanzaría.

Goteando sangre a montón, el alfa adelanto un buen tramo del camino. Pero al llegar al final de aquel sendero espinoso, se da cuenta de que tenía que hacer una parada.

Sediento, Ethan observa lo que tenía en frente. Para poder seguir caminando, debía cruzar un túnel de espinas. El círculo del mismo era bastante estrecho, si se metía, las espinas terminarían clavándosele en el cuerpo.

¡Era un suicidio…!

No existía otra forma de proseguir. O entraba, o Shery moría

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