—¡¿Qué ha pasado?! Diosa, estamos condenados —, gritó Susan horrorizada cuando ellos ingresaron a la casa.
—Madre, encárgate de poner a salvo a los cachorros y a las mujeres indefensas—, le solicitó Xander y Susan no dejaba de ver cómo él tenía el costado totalmente negro, y pequeñas venas se iban