Al otro día la condición de Edison no había mejorado mucho, la noche anterior no pudieron bañarlo, pero sí le quitaron la ropa porque sus pantalones apestaban a orina así que vaciaron sus bolsillos y lo lanzaron a la basura; así que apenas despertó esa mañana, Alberto lo obligó a ducharse, le ofreció ropa limpia de su propia maleta y le dio una taza de café bien fuerte.
Renán ordenó desayuno para todos, tuvieron que obligarlo a comer, todavía se mantenía cabizbajo y callado, la mayor parte del tiempo tenía los ojos cerrados, era verdaderamente preocupante su actitud, sin embargo, sus amigos se mantenían muy cerca observándolo, pero sin presionarlo a hablar o darles alguna explicación sobre su comportamiento.
–Creo que deberíamos regresar, lo llevar&eacu