Alberto llegó a su espacio privado y cerró la puerta, tomó su teléfono dispuesto a responder el mensaje que había recibido y que esperaba ansioso. Cuando estaba en casa se comunicaba con la “joven de la escalera” por mensajes ya que, por instinto, protegía su relación con ella de su madre, aunque a veces se reclamaba ser tan desconfiado, la reciente conversación con su progenitora le daba algo de razón para continuar así.
Kelsey: Ya estoy en casa, todo bien.
Alberto: Me alegro mucho, ¿cómo estuvo la clase?
Kelsey: Como siempre interesante y yo tratando de absorber todas las indicaciones de los profesores.
Alberto: Mañana estaré bastante ocupado durante el día, pero podré buscarte al salir de tu trabajo.
Kelsey