—¡No protestes! Si hubieses ido a tu casa supieras lo que está sucediendo —explicó Marco con tranquilidad—. Mamá y papá están pasando por el peor momento de su matrimonio.
—¡No te creo! Esos viven peleando y al final se reconcilian, esa es la parte que más les gusta. Ya verás como en unas horas parecen siameses.—Esta vez es real Diego, tienen más de doce horas sin tratarse —explicó Marco y una expresión de preocupación se dibujó en Diego.—¿No se estarán viendo a escondidas? Para asustarlos a ustedes —alegó Diego sin poder creer en las palabras de su hermano, porque ese hecho le parecía imposible.—Esta vez, no creo hermano, las cosas no están fáciles, papá durmió en el despacho porque mamá le pasó el seguro a la puerta y no lo dejó entrar