-IV-

-¿Te gusta?-

El moreno miró al castaño quien embelesado observaba, extenderse, más y más, el largo y enorme mar.

-Es...es...-

Cogiéndole de la mano, Dominic lo arrastró hacia el mar.

Sin soltarle, juntos iban adentrándose...

Hasta terminar con el agua a la mitad de sus cuerpos.

Haciéndole girar entre sus brazos, Bale lo apresó por la cintura con ambas manos para, a continuación, deslizarlas hacia su trasero.

Despacio, comenzó a empujar la única prenda que llevaba para, deshaciéndose de ella, hacer lo mismo con la suya.

Apretándoselo contra sí con gran cuidado, vio cómo Joel le echó los brazos alrededor del cuello.

-¿Te sientes bien?- se interesó Dominic.

Joel le regaló una sonrisa al mismo tiempo que se miró y acarició el vientre.

Luego lo hizo a él.

-Sí-

Abarcándole por las nalgas, se lo empujó hacia arriba obligándole a abrir las piernas y enredarlas en torno a su cuerpo.

-Si ves que te molesta o que te duele, lo que sea, dímelo-

Arrimando su boca a la del azabache, Joel susurró:

-Así lo haré...señor Bale-

Dominic rió divertido.

-En éste momento te agradecería que me llamaras de otra manera-

-¿Cómo por ejemplo?-

Bale rozó sutilmente sus labios con los suyos.

-Como por ejemplo...¿Esposo, señor...Bale?-

Y sin mediar palabra alguna, sus bocas se unieron.

Joel sintió cómo su ahora esposo lo penetró.

Aunque lo hizo lentamente, a causa del agua, le molestaba un poco, por lo que siseó sobre los labios del pelinegro.

-¿Me salgo?- se interesó Dominic.

-No- contestó Joel.

Y sus bocas volvieron a engullirse.

El agua se mecía en torno a ellos.

Dominic lo movía.

Oyéndole dar jadeo tras jadeo.

Joel se amarraba firmemente al cuello del moreno.

Dejó de notar sus labios contra los suyos para sentirlos deslizarse a través de su mentón.

Por su garganta.

Bajando hacia su clavícula, la cuál recorrió con la lengua...

De un extremo a otro...

Para desviar la boca hacia uno de sus hombros...

Y morderlo.

-¡Dominic!- suspiró Joel.

Otro nuevo mordisco le hizo sufrir un latigazo que acabó en un primer orgasmo seco.

Percibía perfectamente bien la polla del moreno entrar y salir.

Golpeándole en el sitio exacto.

Transportandolo rumbo a un nuevo orgasmo.

Escondiendo el rostro entre un hombro y el cuello del mayor no podía parar de jadear.

Dominic empezó a notar el inicio del final.

Y aceleró el movimiento de sus manos.

Escuchaba la voz del castaño.

Entrecortada.

Sin poder hablar.

Y únicamente gimiendo su nombre.

Hasta que, logrando que Joel se corriera, él lo acompañó.

Derramándose en sus entrañas.

Sintiendo cómo su polla palpitaba, expulsando los restos de semen.

Permanecieron quietos.

En mitad del ancho mar.

Unidos.

Besándose.

Sintiéndose.

Y sin vistas a salir.



Medio recostados en la arena de la playa, Dominic besaba a Joel sin vistas a parar.

Habían hecho el amor en medio del mar.

Había disfrutado, en extremis, de oír los gemidos del castaño, quien no se privó de hasta gritar de lo lindo aprovechando que estaban más que solos...

-Oomm, Dominic, ¿Qué te pasa?- jadeó

Joel sintiendo la boca del moreno por todo su cuello.

-Que estoy en celo- gruñó Dominic.

Acto seguido, empezó a empujarlo hacia la arena.

Muy lentamente.

Hasta que logró su propósito y consiguió tumbarlo.

Ambos se besaban como si no hubiera un mañana.

Pensar que todo comenzó porque Holland le pidió que fuera en su lugar a hacerle una entrevista...

Joel jamás observó eso de poder enamorarse de otro hombre...

Y ahora, ahí estaba.

Tendido sobre la arena, con un pedazo de moreno de ojos verdigrises comiéndole la boca, casado con él...

¡Y embarazado!

Eso sí que era insólito e increíble.

Cuando lo supo, su cerebro colapsó

pues hasta donde él sabía, los hombres no pueden quedarse embarazados...

Hasta que supo la razón de que le hubiera ocurrido.

Dominic no era un hombre común y corriente sino uno de ésos...

¿Hombres-lobo?

Le picó la curiosidad al ver, la primera vez, cómo sus ojos cambiaban de su bonito verdigris a un rojo intenso pero, claro está, el moreno siempre tenía alguna excusa o explicación lógica para ello...

Hasta que se lo confesó.

Y no se asustó.

Aceptó a la perfección eso de que su ahora esposo era un chucho peludo aunque todavía no lo había visto en esa forma y ya sentía curiosidad por verlo.

-Nene-

Oyó cómo le llamaba por su típico apodo con el cuál le bautizó desde el primer día en que se vieron, entre comillas claro.

-Di...dime- habló Joel notando la presión que ejercía Dominic entre sus miembros desnudos.

-Me gustaría que...vieras algo- ronroneó el moreno mordiendo y succionando la zona entre el cuello y hombro del castaño además de refregarse contra él.

-Ya-ya lo ve-veo...oooh Dominic- jadeó Joel.

Súbitamente, Bale se alzó sobre sus manos y rompió el contacto entre sus miembros.

Joel le miró, confundido.

-¿Qué-qué pasa? ¿Por qué te...paras?- preguntó.

Enarcando una ceja, Dominic respondió:

-No me refería a mi polla-

-Ooo Dios- resopló Joel -Matas los momentos más románticos en un tris-

Rodando los ojos, Dominic se incorporó para quedarse sentado sobre sus talones.

Joel, extrañado, también se levantó quedando sentado en la arena.

-¿Qué es?- quiso saber entre preocupado y curioso.

-Quisiera probar a... convertirme en...un lobo- contestó el moreno.

Los ojos de Joel brillaron de asombro y tragó saliva.

-Llevo...años sin hacerlo, exactamente... veinticuatro- cogiéndole de una mano, prosiguió diciendo -Y me gustaría mucho que, al igual que Crystal, tú también supieras con quién te has...casado...de verdad-

El castaño se mordió el labio inferior para, acto seguido, colocarse de rodillas.

Alargando las manos asió del rostro al moreno y se lo aproximó hacia el suyo susurrándole:

-Sé con quién me he casado-

Y le besó de manera dulce.

Bale luchó por no estamparlo contra la arena y follárselo a lo bestia.

Agarrándole de las manos, le hizo separarse y le miró fijamente.

-No me tientes, no me tientes-

-¿Qué he hecho?- rió divertido Joel.

Retrocediendo un poco, el pelinegro dijo:

-Voy a intentarlo así que quiero que me prometas que no vas a ponerte a gritar o echarás a correr-

-¿Por qué habría de echar a correr?-

-Porque te puedes...asustar y...-

Otra vez, el joven, se aproximó hasta él y volvió a asirle del rostro.

-No voy a asustarme-

-Tú evita echar a correr- advirtió Dominic con una mueca divertida.

-Jum, vale- asintió conforme Joel.

Sentándose en la arena, le observó fijamente al tiempo que se rodeó las piernas con los brazos.

-Cuando quieras, lobito-

Dominic rodó los ojos.

-Ay pillín- señaló el castaño -Has rodado los ojos-

-Joellll-

-Lo siento, perdona- se contuvo de echarse a reír Joel.

Bale se colocó a cuatro patas sin perder de vista a su esposo.

-¿Sabes una cosa?- preguntó Joel.

Dominic ladeó la cabeza como diciendo "Qué".

-Esa posturita...es muy sexy verte así-

-Olvida lo que se te está pasando por la mente-

-¡No estoy pensando en nada!- se burló Joel.

-¿Podrías dejar de entretenerme? Intento enseñarte en lo que me puedo convertir y no me concentro-

Joel hizo que se cerraba la boca con una cremallera imaginaria y se quedó en silencio.

Dominic cerró los ojos y se concentró.

Atento, Joel le observaba cuando...

Lo vio transformarse.

Su cuerpo comenzó a convulsionar.

Oía sus huesos crujir y quebrarse.

El cuerpo humano del moreno empezó a desaparecer dando paso a otro peludo.

Atónito vio cómo dejaba de tener su hermoso rostro para en su lugar aparecer un hocico largo y negro.

En pocos minutos Dominic había dejado de ser el atractivo hombre con el cuál se había casado para convertirse en un gran lobo negro que le miraba fijamente.

-¡Ooo Dios mío!-

Lentamente, Joel comenzó a ponerse en pie.

Sin dejar de mirarle.

El lobo solo ladró.

Un ladrido corto y más de alarma al verle levantarse.

Anonadado, el castaño dio unos cuantos pasos hacia él.

Extendiendo una mano le habló suavemente:

-Eeyy, Dominic-

El animal no se movió sino que, agachando la cabeza y mostrándose de lo más dócil, también avanzó aunque lo hizo despacio, como si temiera que Joel fuera a huir.

Los dos se iban acercando al otro hasta que la mano del joven tocó la cabeza del lobo.

Echando una rodilla al suelo, Joel sonrió maravillado...

Y se atrevió a agarrarle la cabeza con ambas manos para haciendo que le mirara chocar sus ojos con los del animal.

-Dios...Dios mío, eres...eres...-

-Wouf- ladró el lupino.

Sin soltarle, Joel apoyó la frente en la suya.

-No eres un monstruo Dominic- musitó el joven y volvió a abrir los ojos para verle -Eres...eres único y...muy hermoso-

-Mmmm- respondió el lobo e inmediatamente le obsequió con un lametón.

Joel rompió a reír.

-Ahora, te advierto algo- apuntó señalándole con el índice.

-¿Mmmm?-

-Ni pienses en que tú y yo hagamos...ya sabes...eso...mientras seas un...chucho-

-Wouf, wouf, grrrr-

El animal parecía estar hablando pero, obviamente, Joel no le entendía.

-No sé lo que dices pero de antemano te digo que no voy a practicar la...zoofilia, aunque sepa que eres...en parte humano-

Apartándose de él, el lobo volvió a sufrir las mismas convulsiones para, rapidamente convertirse en Dominic

-¡Ni se me ha pasado por la cabeza!- espetó éste.

-Por si acaso- repuso Joel.

Con expresión traviesa, Bale rezumó:

-Corre-

Arrugando el ceño, Joel preguntó:

-¿Por qué?-

Una sonrisa perversa se dibujó en los labios del moreno que retomando la postura anterior masculló:

-Porque vamos a jugar a un juego nuevo-

-Uhu...¿Un juego...nuevo?- preguntó un pelín enervado el joven.

Haciendo brillar sus ojos en un peligroso rojo, Bale contestó:

-Siiii-

-Ooomm y...ese juego se...llama...- indagó Joel.

-O corres más rápido que el lobo o entonces él te comerá-

-Uhu, nunca lo... había oído ese juego- se alarmó Joel.

-Corre, nene-

En décimas de segundos, volvió a transformarse en el negro lobo de antes.

Caminando hacia atrás, Joel no se detuvo a pensar...

Y echó a correr.

Dándole un poco de ventaja, el animal esperó...

Hasta que tras unos escasos minutos se lanzó detrás de él.

-DOMINICCCC ESO NO VALEEEE- gritó el castaño huyendo dirección a la casa.

Bale, en su forma lobuna, se partía de risa.

iSe lo iba a pasar en grande durante toda aquella semana de luna de miel!

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