Sonreí porque estaba orgulloso, quería que mi mujer aprendiera a hacer el amor como a mí me gusta y eso no es nada rosa, así que me apodere de sus pezones con mis dientes, comencé a morderlos.
—¡ahh! ¡Sí!
—la respuesta de mi mujer me encantó, así que comencé a devorar uno de sus pechos, mientras pellizcaba su otro pezón.
—¡Sergio!
—¡esto apenas comienza hermosa! Terminé con sus pechos y sus pezones estaban rojos como una fresa, comencé a dejar besos y mordidas por todo su cuerpo.
—¡ahh! ¡UFF!
—Seguí bajando hasta llegar a su coño donde pasé mi lengua por sus labios vaginales y noté que estaba muy mojada, pero decidí bajar mis besos hasta sus pies donde comencé por llevar sus dedos a la boca y lamerlos.
—¡Sergio!
—estaba atento a sus reacciones porque deseaba conocer su cuerpo a la perfección, tomé una de sus piernas y comencé a dejar besos y mordidas, luego lo hice con la otra y comencé a subir hasta su coño perfectamente depilado y comencé a delinearlo con mis labios.
—¡Mmmm! ¡Sí!
—A