—¿¡Declan?! —Maylene baja los escalones con los ojos llenos de lágrimas—, ¡Por Dios! ¡Declan!
Como puede se abalanza hacia López, quien intenta sostenerlo, pero hay alguien a su lado y tiene más sangre que Declan.
—La sangre no es mía —y su voz suena demandante. Tres hombres y sumados a Calvin y