CAPITULO CINCO

Cuando recogi todo lo que tenia en la casa de Mario para marcharme con mi hija, Maria me ayudaba llorando y pidiendome que no me fuera, pero el día anterior Mario fue tajante cuando me eho de su casa.

Brody nos volvió a acoger en su casa, consiguiéndome un trabajo en el club donde él trabajaba y tan malos recuerdos me traía a la mente, cambiándonos los turnos para estar con mi hija. Una noche cuando terminé mi turno y ya me iba a casa, entro en el club Mario y la mujer que me amenazo en Paris, los dos iban abrazados y muy acaramelados sintiéndome celosa y aliviada por otra parte. Al cruzarme con él, nuestras miradas dueron de rabia y rencor Mario, se apartó un poco de ella acercándose a mí.

— Hola, ¿Cómo estás? — me preguntó

— Muy bien ¿y tu? — contesté

— Bien, te voy a presentar a --- — no lo deje terminar

— Nos conocimos en Paris, cuando fui contigo a la recepción — dije viendo como ella sonreía mirándome 

— Bueno, me tengo que ir, ya hablaremos — le dije

Cuando salí por la puerta, no pude retener mis lágrimas, ya que me había enamorado perdidamente de Mario. Una semana despues de haberle visto en el club, estaba en casa dándole de comer a mi hija cuando tocaron el timbre, abrió la puerta Brody entrando en la cocina muy serio con una carta certificada. 

— Nena es del abogado de Mario — me dijo abriendo la carta cambiándole el semblante de su cara 

— ¿Qué pasa Brody? — pregunté asustada

— Quieren hablar contigo, Mario ha pedido la custodia de la pequeña — me dijo

— No puede ser, él no me haría eso, además no es hija suya  — dije

Temblorosa le cogí la carta leyéndola, mientras las lágrimas me caían por mis mejillas solas, terminé de darle de comer a mi hija cogí el móvil llamando a Mario, pero su teléfono estaba sin cobertura. Llame a su abogado contestándome este a los pocos segundos.

— Hola soy Erika O "Brien, — le dije

— Buenas tardes, señora, supongo que ha recibido la notificación ¿verdad? — me dijo

— Si y dígale a Mario que no me quitara a mi hija, él no es el padre y no tiene ningún derecho.— contesté

— Erika por favor venga a mi despacho y hablamos tranquilamente — dijo

— No tengo nada de qué hablar, es mi hija y no podrá quitármela — le repetí

— Erika por favor, cuando se calme venga a mi despacho, es más compleja la situación — 

— ¿Qué quiere decir? — pregunté

— Usted trabaja en un club y podríamos decir que, si le hiciera falta se acostaría con un hombre por dinero y luego está su compañero de piso, bueno además se puede decir que usted abandono el hogar donde vivía — me dijo

— Y Mario tiene dinero ¿verdad? — pregunté sin obtener respuesta, finalizando yo la llamada

Por la noche estando trabajando en el club, vi a Mario entrar con la misma mujer que entro aquella noche, salí de la barra acercándome a ellos, dándole un bofetón a Mario rompiéndole el labio, me cogio del brazo sacandome con él a la calle.

— Que no se te ocurra otra vez, te lo advierto — me dijo muy enfadado

— Retira la demanda, es mi hija y no tienes derecho — contesté cabreada

— Vuelve a mi casa, pero como mi sirvienta si la quieres, los papeles del divorcio te llegarán pronto, no tienes nada Erika piénsatelo, pero no tienes mucho tiempo — me dijo entrando seguidamente en el club.

— Erika ¿pasa algo? — preguntó el encargado de la puerta

— No tranquilo, todo está bien — contesté

Unos días más tarde y dispuesta a no dejar que Mario me quitara a mi hija, volví a su casa rota, destrozada y humillada. Cuando entré me recibio sonriendo Mario acercandose a mi

— Veo que has tardado poco en pensártelo, dile a María que te acomode en la habitación de las sirvientas y te de la ropa adecuada, esta noche hay una cena en mi casa y tú serás quien nos sirva — me dijo

— Quiero estar al lado de mi hija, no puedes mandarme al otro lado de la casa — contesté enfadada

— De Lidia me ocupare yo no te preocupes, pero la servidumbre duerme en el otro lado de la casa — dijo

— Ya te dije que es mi hija, no voy a consentir — no me dejo hablar cogiendome los hombros con fuerza acercando su cara a la mia

— No vas a consentir ¿qué? Lidia es --, se acabó la conversación María te acompañara — me dijo no terminando la frase

Cuando María me vio, lloro de la emoción mientras nos abrazábamos.

— Siento mucho lo que pasa, ya me ha contado Mario que vienes a servirle — me dijo

— No pasa nada María, no consentiré que me arrebaté a mi hija — dije

Por la noche entre María y yo preparamos la mesa para la cena. Primero llegó la que María llamaba, la amiguita de Mario, llegando poco despues los demas invitados. Cuando todo estuvo dispuesto María les anuncio que la cena estaba servida, acercándose Mario a mí en la cocina, cogiéndome del brazo.

— Cuando se acabe la cena, quiero que hablemos— me dijo

— Sobre ¿Qué? Ya me tienes donde querías, no tengo porque hablar contigo — contesté

— Te recuerdo que ahora trabajas para mí y quiero respeto — me dijo

Mientras les servía, miraba a Mario y a su acompañante, muy acaramelados, mirándome ella también mientras me sonreía. Cuando la cena termino, Mario me hizo acompañarlo a su despacho.

 — Loren se quedará unos días en mi casa y quiero que le sirvas como me vas a servir a mi ¿entendido?

— Te recuerdo que aún soy tu esposa — dije

— Espero que, por poco tiempo, Erika tuviste tu oportunidad y te marchaste, ahora que estas aquí le diré a mi abogado que te traiga los papeles del divorcio

— Te recuerdo que tu me echaste de tu casa y no te preocupes. Los firmaré con mucho gusto, aunque quiero un contrato con una cláusula, que diga que no me quitaras a mi hija

— Mientras trabajes en mi casa, no tienes por qué preocuparte, llamaré a mi abogado para que prepare el documento, ya te puedes marchar buenas noches.

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