Es un chisme común a estas alturas. No es una exageración si piensas en lo rápido que Enzo se apoderó de Amarillis.
—No lo hizo por eso—.
—Lo sé. La gente común no lo sabe. —Me quitó el jabón para lavarse la frente y cerró los ojos cuando empecé a aplicarle champú en el cuero cabelludo—. Joder, Savage.
—¿Es eso una invitación?—
Ella se rió. —No.—
—Maldición.—
Me dio un manotazo en el brazo y me acerqué para que mi erección, cubierta por la ropa, quedara contra su trasero. Bajé los labios hasta su hombro enjabonado y le di un beso en la piel antes de alejarme de nuevo, dándole espacio.
—Gracias por sacarme del bosque —murmuró mientras le enjuagaba el champú del pelo. El agua también le cayó sobre la piel, borrando el jabón por completo.
Cuando quieras. Si alguna vez quieres hablar de ello, te escucharé.
—Gracias.—
Tan pronto como terminamos de limpiar su piel, la ayudé a secarse y a cambiar su aparato mojado por el nuevo que Sydney había dejado junto a la puerta a pedido mío.
Le pusimo