Era prácticamente inmortal, así que podía sacrificar una o dos décadas para evitar que más hombres se volvieran rebeldes. Nadie merecía estar en la posición en la que se encontraba Sydney cuando la encontré.
El resultado final valdría la pena.
Me lavé el pelo. El acondicionador con ligero aroma que le había comprado a Jake ya no estaba en la ducha; lo había reemplazado por uno nuevo. Lo olí y me pareció agradablemente sin aroma.
Enzo habría estado detrás de eso.
Abrí la botella, pero antes de poder apretarla en mi mano, un gran puño me la robó.
Suspiré. «Enzo…»
¿Cuál es la mejor manera de usar esto? Puede que lo haya hecho mal en la bañera.
Intenté recuperar la botella, pero Enzo la echó en su mano y la dejó donde pertenecía.
Simplemente pásalo por el pelo y luego desenrédalo con un peine o con los dedos. No me lo pongo en la raíz. Eso me engrasa el pelo. Empieza por aquí. Me estiré hacia atrás y se lo mostré.
Él gruñó en señal de asentimiento y con cuidado lo colocó sobre las hebras.