Capítulo 54. Esconder la cabeza como un avestruz.
Kostantin ni se inmutó, caminó hacia él, con esa expresión de arrogancia que expresaba cuando quería hacer rabiar a la gente.
—¿Crees que voy a salir huyendo como tú? ¡No soy un cobarde! —se acercó tanto a Simón que las manos de este empezaron a temblar.
—Por favor Kosta, aléjate de él, ¡Cuidado! —exclamó Natalia en tono de súplica.
—No podemos seguir temiéndole, a la mala hierba se corta de raíz y evidentemente Simón es de las peores.
Simón pensaba que Kostantin no era contrincante para él, por eso se confió, y solo supo de las intenciones del hombre cuando recibió el fuerte impacto del golpe en la cabeza que lo dejó aturdido, intentó disparar el arma, pero el disparo no salió y ese fue el momento que aprovechó la policía para atraparlo.
—¡Maldit0s! Me la van a pagar —vociferaba por completo enloquecido—. Ese dinero es mío y no me lo voy a dejar quitar, mío, es mío, me las van a pagar, los voy a destruir a todos… —repetía el hombre como una especie de mantra, fuera de sí.
Mientras la