Él cerró los ojos y dejó escapar un suspiro profundo, como si cargar con aquella verdad todo este tiempo lo hubiera desgastado más de lo que podía soportar.
—Porque fui egoísta, Ivory —respondió con un tono que mezclaba dolor y arrepentimiento. Lo miré, con asombro e incredulidad en mi rostro. La idea de que Ilán había confesado eso con tal honestidad me hizo callar. Me quedé observándolo, porque sabía que había más en su historia. —Era..., era lo justo —dijo Ilán, tartamudeando por lo nervioso que estaba—. Tú... tú o mi madre habían puesto todo lo tuyo a mi nombre; pensé que podíamos protegernos mutuamente. Te hice una promesa. Te protegeré, Ivory. El día de la boda yo..., yo no tenía mis tarjetas, ni, ni mi identidad, y... yo… &mdas