Después de escribir el mensaje, Peter se acomodó mejor delante de Mireya y contó hasta cinco para retomar la palabra.
—¿Qué fue lo que le viste a ese imbécil?
Ella se enderezó de súbito, notando el cambio brusco en el agente.
—¿Perdón?
—Siempre has sido su amante, le diste un hijo y jamás te dio