Matthew llegó hasta el parking y escuchó a Sabrina.
—Suelteme señora, yo no he hecho nada.
—No, ¿Qué tanto hablabas con mi hijo maldita zorra?
—Sólo quería saber, porque había hecho lo hice y deje de decirme así, porque yo no soy ninguna zorra, ni una cualquiera, o cualquier insulto que usted tenga contra mí, yo en realidad amo a Micah, y si no hubiera sido por usted estaríamos juntos, y no se hubiera el hombre que es.
—Mira estúpida, con sólo que truene mis dedos, dejas de respirar así que déjate de rodeos y dime de una maldita vez, que has hablado con mi hijo.
—¿Por qué mejor no me lo preguntas a mí mamá? Sería mucho mejor, ¿no crees? —Matthew decidió intervenir, al escuchar a su madre hablar en ese tono el cual nunca había