—¿Y para qué lo quiero? ¡Dime, si no tengo nada! ¡No tengo nada, Layla! ¡Perdí a la mujer que amo y nada va a cambiar eso!
Layla cruzó los brazos con rabia.
—Pues para empezar podrías hacerte cargo de las consecuencias de tus acciones —lo regañó—. Y no puedes decir que no te lo advertí Nick, pero