Tuvieron que esperar otra hora antes de que la doctora volviera a salir, y esta vez llevaba una sonrisa que tranquilizó a todos.
—El señor Elliot está fuera de peligro —anunció y sin saber cómo Andrew se encontró abrazando con alivio a los Bennet ¡a los dos Bennet!, mientras se limpiaba las lágrima