Sofía.
El palpitar de mi corazón resonaba en mis oídos mientras Gael se apartaba lentamente de mi oído, dejando un rastro de fuego en su camino. Sus ojos oscuros parecían brillar con una intensidad que me dejaba sin aliento. Sentí como si el mundo entero se hubiera reducido a la conexión que compartíamos en ese momento, una conexión que iba mucho más allá de las palabras.
—Vámonos de aquí… —Gael tomó mi mano y le hizo una seña a un camarero.
Estábamos saliendo de aquel lugar al que habíamos durado como dos horas, cuando los Flashes dispararon hacia nosotros, que tuve que girarme hacia él.
—¡Señor Koch! ¡Señor Koch! ¿Por qué hubo una boda en secreto? —parpadeé varias veces, y los guardias nos ayudaron a avanzar—. ¡Señor Koch! ¿Han declarado a su exesposa muerta?
Y en ese momento él se detuvo hacia las cámaras, mientras yo me apresuré a apretar su mano. Él bajó la mirada a mi agarre y lo pensó mejor, porque siguió el camino, hasta que abrieron el auto para nosotros.
—Siento esto…