Hubiera preferido los cartuchos de Nathan, por desgracia esa era la verdad. Ya no había tiempo para las discusiones, las bromas y la rabia que llevaba al sexo de reconciliación, porque de ese ya no habría más.
—¡Nahia, espera! ¡Por favor espera...! —la detuvo—. Por favor...
Ella apretó los labios