Muy pronto se acercó a ellos un señor de unos cincuenta años, muy educado y serio, que saludó a Maddi con respeto y a James con deferencia.
—Señor King, esperaba encontrármelo esta noche.
—Señor Chow, igualmente es un placer verlo. Le presento a Maddison, mi novia.
—Encantado, señorita. ¡Y veo qu