—Claro que sí, mi amor. Meli va a venir mañana, promesa de meñique —aseguró levantando el meñique y la niña lo cruzó con el suyo—. ¡Y ahora a dormir!
Nathan le dio un beso a su hija, y poco después se bañó y cambió de ropa para regresar a la clínica. Pero si creía que tendría un tránsito tranquilo,