Mi sorpresa se convirtió en rabia rápidamente, al ver cómo Belinda se le insinúa a Damián. Esta más que claro que le gusta; no se ha despegado ni un segundo de él. A pesar de que le está presentando a los empleados, ella sigue enganchada de su brazo y aprovecha cualquier oportunidad para acariciarle el cabello e incluso su cuello.
—Bueno, Belinda, este sería todo el personal, y ya conociste previamente al chófer. Si tienes alguna inquietud, te recomiendo hablar con Olivia, ya que es la encargada de toda la casa —le informó Damián.
—Estoy a sus órdenes, señorita —pronunció Olivia.
—Muchas gracias, han sido muy amables conmigo. Es maravilloso —expresó con una sonrisa enteramente falsa.
—Es un placer. Ahora, me disculparás, pero debo ir a la empresa, te quedas en tu casa —pronunció Damián, y Belinda le da un beso en la mejilla innecesariamente largo.
—Cuídate mucho mi Dami —dijo después de dejar la marca de su labial en su piel.
Damián parece incómodo, y mientras evita mirarme, se despi