STEFANY CARSON
Llegó el día de ir al médico y mordí todas mis uñas mientras esperaba mi turno de ser atendida.
-Dulzura si lo que deseas es que use las esposas contigo solo tienes que pedírmelo- Jack me guiño el ojo, lo suficiente para hacerme imaginar esa situación y sonrojarme en el acto
-Estamos en el médico, ¿No puedes parar?- Le pregunté susurrando con cuidado de que nadie nos escuchara
-Si estamos aquí no es precisamente porque jugamos dados, amor. Si las miras a ellas entenderás que hicieron lo mismo que nosotros- me robó un beso y los colores volvieron a subir a mi rostro, así como también una ráfaga de calor se apoderó de ciertas partes sensibles de mi cuerpo
-Lo entiendo. Ahora por favor quédate en silencio y deja de avergonzarme- Desvié la mirada
Jack sonrió y finalmente se quedó callado, aguardando junto a mi que llegara mi turno.
En la consulta todo salió bien, aunque lamenté mi ingenuidad. Las píldoras fallaron debido a mi malestar estomacal. ¿Cómo no me di cuenta?