¡Abuelitaaaa!, - gritaron las niñas, corriendo abrazar a la señora Gela –
¡Mis niñas! ¿cómo están?
¡Abuelita!, te extrañe! -dijo Gely-
¡yo también! -dijo Rossane-
“Les traje pescaditos mis niñas”
¡umm! ¡que rico abuelita! -respondió contenta Gely-
¡No me gusta! – haciendo mueca respondió Rossane-
“Te va a gustar hija”, es frito, así lo comes con sal y limón, pero bueno mis niñas iré ayudar a la casa de la tía Andrea, quédense aquí y pórtense bien.
“Si abuelita” -respondieron las dos niñas-
Así regresó la señora Gela con los demás familiares para ayudar con las comidas y todo lo necesario para el velorio y acompañando a su cuñada y sobrinos, mientras Mario hacía compañía a su hermano en el papeleo junto con Josué.
Así pasaron todo el día y otra noche hasta el siguiente día por la tarde llevaron a sepultar el cuerpo de Antonio Jr.
Esos días la Señora Gela se quedó en casa de Marian y Josué apoyando a su cuñada y sobrinos, ayudaba con la cocina a lavar, planchar en lo que Andrea asimilab