La zona donde se encuentran peleando, está llena de la sangre que brota de las heridas de los cuatro lobos.
Zven, Allan y Lían rodean a Hansen y no le dan tregua en su ataque.
Los tres lobos se mueven con ferocidad, sucediéndose el uno al otro, apenas dándole margen al anciano para poder moverse. Colmillos y garras impactan contra su cuerpo buscando herirlo con gravedad. Pero Hansen sigue rodeado de esa misteriosa aura de oscuridad, misma que pareciera volver la piel del lobo impenetrable.
Cuando la herida infringida por Lían en su costado, se cierra de forma casi inmediata, los ojos de Hansen brillan con malevolencia y burla ante su patético intento de dejarlo fuera de combate. Y esa escena se repite en cada intento de atacarlo, la sombra que lo envuelve, simplemente absorbe los golpes.
Aun así, los tres insisten, decididos a acabar con su vida.
Pero, aun cuando físicamente se encuentra en medio del enfrentamiento, internamente, Lían se encuentra luchando contra su propio cuerpo. Aunque intenta mantenerse en pie, la pérdida de sangre debilita su fuerza y resistencia. Cada movimiento de su lobo, lo siente como un esfuerzo agónico, y cada golpe recibido lo acerca al colapso definitivo.
Y aun cuando intenta con todas sus fuerzas el disimular su estado, Zven y Allan perciben su precaria condición. Quieren ayudarle, sacarlo del combate, pero están demasiado ocupados conteniendo a Hansen como única forma de proteger a su Alfa.
«Zven…Allan» —llama por medio de su lazo.
Y solo esas palabras bastan para que ambos lobos entiendan lo que Lían quiere hacer.
En movimiento coordinado, los tres se lanzan contra Hansen, sus gruñidos llenan el aire mientras intentan romper aquella defensa oscura. Pero cuando el aura oscura cubre totalmente a su oponente, entienden que incluso juntos, parecen impotentes ante esa esencia desconocida.
Ante el esfuerzo realizado, Lían se tambalea. Sus fuerzas finalmente se han agotado, su visión se nubla. Mira a Zven y Allan sabiendo que su debilidad los pone en peligro. Pero, aun así, se niega a rendirse, sabe que no puede hacerlo. No cuando lo que posee está en juego.
Es por eso mismo que cada fibra de su ser se encuentra luchando contra la debilidad que amenazaba con derrumbarlo. Internamente se aferra con todas las fuerzas que le quedan a su consciencia.
—¡Mueran!
Escucha bramar a Hansen entre la niebla de su desfallecimiento.
Pero, justo cuando sintió que sus fuerzas han llegado a su límite y no tiene como encarar el ataque inminente, siente el veloz celaje que pasa a su lado.
A través de la bruma que comienza a eclipsar su vista, alcanza a divisar la figura de un imponente lobo de pelaje marrón que embiste a Hansen con fuerza.
El lobo, en principio desconocido no pierde ni un segundo y con ferocidad se enfrenta contra Hansen. Sus movimientos ágiles logran desafiar incluso al oscuro poder que brota del anciano.
Por su parte, Allan, aprovecha ese instante de libertad de la amenaza que Hansen representa en ese momento, y no duda en ponerse de pie e ir rápidamente hacia su hermano. En el camino, sus ojos se encuentran brevemente con los de Lían, notando el estado límite en el que se encuentra su hermano antes de caer inconsciente.
Mientras el lobo recién llegado y Hansen se enfrascan en una pelea sin tregua, Allan y Zven vuelven a su piel humana y toman rápidamente el cuerpo de Lían, su preocupación se torna palpable al ver el estado en el que se encuentran las heridas del mayor, es claro que su lobo está teniendo problemas para regenerarse, algo que claramente los sorprende pues nunca habían visto a Lían en esas condiciones.
— Hermano —llama Allan, su voz llena de una estremecedora urgencia —. Hay que sacarlo de aquí — afirma mientras se fija en Zven quien de inmediato asiente a sus palabras.
༻ BOSQUE BOREAL ༺
༻ TERRITORIO DEL NORTE ༺
La figura del lobo negro se muestra inmensa contra el fondo del bosque, rondándola con paso lento y amenazante en un claro alarde de superior ante la pequeña y menuda figura de Anne.
Pero contrario de lo que el lobo esperaba ver o sentir, en esta oportunidad, no hay temor en la mirada de la pelinegra. Solo un par de ojos azules, tan intensos y profundos que parecen contener un poder antiguo, una chispa de lo divino que no pertenece del todo a este mundo.
Y es esa misma sensación, la que permite que una idea descabellada cruce por la mente del lobo. Y es que lejos de sentir que él es quien está dominando la situación, cada paso de su ronda comienza a hacerle sentir que es él quien está atrapado por ella, y esa sensación de estar acorralado por ella, no hace sino enervar al lobo.
Por su parte, Anne sigue cada paso del lobo con su mirada profunda, nota como sus pesados pasos se hunden entre el follaje caído del bosque, aplastando las ramas y hojas secas bajo sus patas, Anne interpreta aquello justo como lo que es, la promesa de que será aplastada de esa misma forma.
—Si fueras inteligente, te marcharías mientras aún puedes hacerlo —suelta en un tono frío, mientras busca seguir manteniéndose firme ante la ronda del lobo.
El lobo escucha las palabras de la mujer, y ese ligero tono de jactancia que percibe, lo hace dejar salir un bajo gruñido, mismo que penetrantes en la psique de Anne.
Es claro el desdén que el lobo siente por ella, es por ello que su respuesta sale tan amenazante como sus gestos.
«Estúpida humana ¿Por qué debería obedecer las órdenes de un ser tan insignificante como tú? ¿Qué te hace pensar que tienes algún tipo de poder sobre mí?»
Anne no se sorprende de escuchar la voz del lobo resonar en lo profundo de su mente, de alguna manera siente que comparte un lazo con él, pero es un lazo sin peso ni valor.
Aun así, Anne no duda en hablar con la misma firmeza con la que lo hizo antes.
—No se trata de poder, se trata de elección —asegura sin mostrar ni una gota de titubeo—. Y yo, te estoy permitiendo elegir la opción que te concederá seguir viviendo.
Las palabras retadoras de Anne, hacen que el lobo gruña con marcada furia, mostrando su claro repudio ante las palabras dichas por ella.
«¿De verdad crees que tus palabras pueden amenazarme?» —cuestiona con marcado repudio—. «Nada de lo digas puede cambiar tu final. Mis órdenes son acabar contigo y llevar tu cuerpo inerte ante mi señor.»
—Entonces, haz lo que debas. Pero recuerda: tu final, fue tu elección.
Antes de que pueda existir alguna otra palabra entre ellos, el lobo se abalanza sobre Anne con una velocidad sorprendente, decidido a cumplir su amenaza.
Anne se sorprende cuando al volverse hacia la figura imponente del lobo, siente como el tiempo se ralentiza a su alrededor, casi como si estuviera deteniéndose para que ella pueda presenciar a detalle la escena que se desarrolla ante ella.
Y es que, mientras el inmenso lobo negro se abalanza en su dirección, en su mente se registra por adelantado cada detalle de los futuros movimientos del lobo con una claridad sorprendente.
Pero no es esto lo que la sorprende, lo que lo hace es imponente figura del lobo blanco que se materializa detrás del primero.
Y antes de que el lobo negro pueda finalmente darle alcance, Anne se siente impulsada por un instinto primitivo. Sin siquiera detenerse un segundo para poder comprender completamente lo que está sucediendo a su alrededor, sus pies se dejan llevar por su instinto y corre en dirección del lobo blanco con una determinación y confianza que reconoce del todo como propia.
Y en el momento en que sus manos alcanzan a tocan el pelaje blanco y sedoso del lobo, una extraña sensación de poder la envuelve mientras siente como su cuerpo se funde con el del animal.
Un destello de luz blanca y cegadora envuelve ambos cuerpos, y en un instante, Anne y el lobo blanco se convierten en un solo ser.
En solo unos segundos, deja de existir alguna diferencia entre Anne y el lobo; sus mentes y almas, se entrelazan en un vínculo perfecto, mismo que su arte humana no puede explicar mientras, el lobo por su parte, solo palpa y saborea el poderoso nexo que ahora comparten.
Anne no necesita mucho tiempo antes de sentir como la fuerza y la ferocidad del lobo ahora también forman parte de su propio cuerpo.
Por su parte, el lobo negro observa lo ocurrido sin entender que es lo que está pasando, se supone que aquella mujer no es más que el cuerpo sin alma de una humana, una simple cascara que debe ser eliminada, después de todo, ahora que su señora está de regreso, ella ya no es de ninguna utilidad, por lo que debió haber desaparecido tan pronto como el alma de su ama quedó libre.
Entonces ¿por qué un cuerpo sin alma aún está de pie?, y peor aún ¿Cómo es que logró fusionarse con un lobo? O incluso ¿Por qué ahora puede sentir un poder antinatural provenir de su sola presencia?
Mientras el lobo negro se debate internamente con sus dudas, los ojos azules del lobo blanco arden con una fuerza feroz, mientras, desde lo más profundo emite un fuerte gruñido, mismo que resuena en todo el bosque, desafiando al depredador que antes la acechaba, pues es muy claro, que ahora el lobo negro es la presa.
Por ello, cuando el lobo blanco da unos pasos hacia él, el antiguo cazador retrocede, totalmente asustado ante la dominante presencia que emana de Anne y su lobo, no necesita más que una rápida mirada para comprender instintivamente que ya no tiene ninguna posibilidad contra la desafiante fuerza que se materializa ante él.
Con un último gruñido que mezcla temor y frustración, el lobo negro sigue retrocediendo, pero cuando intenta dar la vuelta para alejarse, volver con su señora y poder informar de lo que ocurre, el lobo blanco se mueve con una velocidad antinatural incluso para su raza y clava sus fauces en su cuello, un solo ataque que desgarra su garganta y deja claro que no le mostrara ningún tipo de piedad a nadie que se atreva a desafiarle.
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