POV: DAIMON
— Está empeorando. — La voz de Fenrir explotó dentro de mi mente, un rugido de pura furia y frustración. La presión fue tan intensa que mis huesos crujieron en protesta. Mantenerlo contenido exigía un esfuerzo absurdo, como intentar sujetar a una bestia salvaje encadenada dentro de mí, lista para destrozar cualquier cosa en su camino.
"¡Casi la matamos!", gruñó, su voz reverberando en mi cabeza como una tormenta a punto de devorarlo todo. Mis músculos se tensaron, mi piel ardía como si estuviera siendo estirada al límite.
La rabia burbujeaba dentro de mí, incontrolable. Mis puños se cerraron y el impacto contra la madera maciza de la mesa retumbó por el despacho. El mueble rechinó bajo mi fuerza descontrolada. Tomé la primera botella a mi alcance, algo fuerte, cualquier cosa que quemara más que el fuego que me consumía por dentro. El whisky bajó por mi garganta como brasas encendidas, pero ni eso fue capaz de apaciguar el infierno en mis venas.
— La Diosa ya lo dejó claro…