POV: AIRYS
Mis ojos estaban muy abiertos, ardiendo con las lágrimas que se acumulaban en la fina línea de mis párpados. Mis piernas fallaban, mi estómago daba vueltas y un frío recorría mis venas, dejándome atontada.
— ¿Qué… qué dijiste? — Mi voz salió débil, casi inaudible.
— Me escuchaste, pequeña. ¡Mátalo! — Daimon gruñó, implacable, mientras tocaba mi mentón con los dedos manchados de sangre, tiñendo mi piel con ese líquido viscoso y caliente.
Mi cuerpo se contrajo. El olor metálico se mezclaba con el aroma crudo y denso que emanaba de él.
— ¿Qué pasa? — Se burló, sus ojos oscuros brillando con matices de deseo por sangre. — ¿No tienes coraje?
Intenté tragar, pero mi garganta estaba cerrada.
— Yo… — Las palabras tropezaron, atrapadas en nudos de desesperación. — ¡No soy una asesina! No quita vida… ¡Las salvo!
Daimon soltó una risa baja e incrédula, inclinando la cabeza.
— Salvarás muchas vidas liberando al mundo de este gusano. — Chasqueó la lengua, su mirada impía perforándome. —