Chloé
Me sentía bien junto a Mario, pero a la vez cohibida por ser el hermano del ogro.
—Lástima que no fueras tú quien me hubiera llamado por equivocación— habla mi subconsciente mientras lo sentía a mi lado caminando con dirección a la cafetería.
—Muchas gracias por el recorrido, Chloé.
—No hay nada que agradecer, gracias a ti, por lo que vas a hacer por los niños de este hospital.
Me dedicó una hermosa sonrisa y después el camarero tomó nuestras órdenes.
—¿Eres así de extraña con otras cosas o solo con el café? —preguntó sorprendido cuando le pedí un café con crema de caramelo y la punta de una cuchara pequeña de sal.
No sé por qué, pero amo tomar el café así, y el camarero como ya me conoce, pues no