C23-QUE EMPIECE LA DIVERSIÓN.

Lucy dudó un segundo. Luego dio un paso y después otro. Se acercó con lentitud y agarró una toalla del estante y se arrodilló al costado de la bañera, sin mirarlo directo, extendió la mano con la intención de limpiar la herida.

Eros no se movió, en cambio la miraba como si cada movimiento de ella lo mantuviera en suspenso.

—Solo quiero ayudarte —murmuró ella.

Se inclinó un poco y le tocó el brazo, sintiendo el calor de su piel. La respiración de Eros era lenta, controlada, pero la de ella, no tanto. Y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para sentir su aliento en el rostro, la tensión creció.

Y de pronto, la invadió el pánico.

No por él. Por ella.

Por lo que sentía. Por lo que podía pasar. Y por cómo se derretía por él y ni siquiera lo entendía.

Se incorporó con torpeza.

—Yo… será mejor que me vaya.

Pero antes de que pudiera alejarse, Eros la sujetó del brazo.

—No.

Tiró de ella sin fuerza, pero con precisión y Lucy soltó un pequeño grito al perder