Empujé el carrito hacia la cocina, encendí el televisor y escuché las noticias de la mañana.
—¿Estás mirando el clima?—, preguntó Gabriel mientras yo arreglaba la mesa.
—En realidad, el tráfico —me aferré a la bata con una sonrisa—. Me preguntaba cuánto tiempo tenemos antes de que te necesiten en el set.
—Trabajan a mi alrededor, además, prefiero escuchar sobre tus planes—. Al igual que la página central de Gentlemen's Quarterly, Gabriel se apoyó en el mostrador blanco y fresco, sin camisa, sus duros oblicuos contrayéndose mientras juguetonamente arrancaba el tocino de mi boca, dándole un mordisco crujiente.
—Tu traje—, respondí sin pensar, distraída por su cuerpo. —Está terminado, y tengo que dejárselo hoy a Ivanna, pero necesito una última prueba contigo, por si acaso. Creo que quiere revisarlo antes de tu evento—. Dije con entusiasmo mientras él observaba con descaro cómo mi bata se aflojaba, dejando al descubierto mi escote.
Me costó muchísimo no estirar la mano y agarrarlo por la