—Si soy sincero, todo esto me aburre—.

—Realmente no quieres hacer esto, ¿verdad?—

No, y de hecho, esta es la última fiesta contractual que tendré, algo que los patrocinadores de Don Jefe querían. Siempre estuvo mal que yo organizara estos eventos, pero en el pasado tenían un propósito diferente. Este estilo de vida hollywoodense siempre fue una peligrosa distracción de los problemas que me negaba a afrontar, pero no permitiré que vuelva a ocurrir. Además, a estas alturas, Cristina, solo estoy matando el tiempo.

—¿Hasta qué, exactamente?—

—Hasta que esté contigo de nuevo—, respondió, respirándome y besándome la parte superior de la cabeza.

Cerré los ojos y me incliné más hacia su pecho; su cuerpo sostenía el mío mientras mi mejilla tocaba su barbilla.

Deberías estar celebrando tu esfuerzo. Esta es tu pasión, algo que compartes con tu hermano, ¿verdad? —le recordé—. ¿Está aquí?

Gabriel asintió con la cabeza. ¿Sí? ¿No? —Esta noche no...—, se tranquilizó, —pero él es la razón por la que