Mundo ficciónIniciar sesiónLa cuenta regresiva parpadeaba implacablemente: 52:34.
Tamara estaba sentada en el piso de la biblioteca, con la espalda contra la estantería, mirando fijamente a la nada. Las palabras de Konstantin se repetían en bucle en su mente: “No son hijas. Son activos. Herramientas.”
Veinticinco años de vida reducidos a un experimento científico. No amada, sino observada. No criada, sino cultivada. Como una planta en laboratorio.
Damián se acercó cautelosamente, como si ella fuera un animal herido que podría atacar.
—Tamara, necesitamos hablar sobre...
—¿Sobre qué? —







