PRIVACIDAD TOTAL

Podíamos verlo todo... pero nadie podía vernos. Privacidad total. Esta habitación también estaba insonorizada.

Alessio había planeado la trampa perfecta.

Me senté en uno de los sofás y esperé. Alessio también tomó asiento. Una de las chicas entró sin casi nada puesto. Su vestido era tan corto que si se hubiera agachado, su coño habría quedado al descubierto. El escote era bajo, tentador y sexy. Apuesto a que no llevaba bragas ni ningún maldito sujetador, de hecho. El aire acondicionado había refrescado la habitación y ahora sus pezones estaban erguidos.

Por primera vez en mi vida, me encontré apartando la mirada de una mujer bonita. Que realmente me había sido entregada en bandeja de plata. Si quería follarla, podía hacerlo. Ella no diría que no. Fácilmente podría pedirle que se levantara el vestido en ese momento y se inclinara.

Todos estábamos aquí para pasar un buen rato. Incluso los bailarines. Un buen sueldo y un buen polvo de vez en cuando.

Pero supuse que no tenía ningún interé
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