La llamada termina y me desespero.
Sigo pulsando la pantalla, con los dedos completamente temblorosos, intentando llamarle.
— MADDIE TU...
Gabriella irrumpe en mi habitación con toda la velocidad del mundo y lo máximo que puedo hacer es levantar la cabeza.
— ¿Qué pasa? — pregunta.
— Nada. — Sacudo la cabeza. — ¿Qué quieres?
Ella abre la boca, pero los gritos que vienen de abajo me alarman.
— ¿DÓNDE ESTÁ AQUELLA PERRA?
Frunzo el ceño y me doy cuenta de que conozco esa voz.— ¿Quién está ahí abajo? — Pregunto.
— Es el padre de Ethan.
Abro los ojos.
— Te está buscando. — termina.
— Oh, Dios. Esa es otra.
— ¿Vas a bajar?
— ¿Tengo alguna otra opción?
Mueve la cabeza n