— No lo sé. — Me vuelvo a sentar. — Nunca lo supe.
Carolina sonríe y me pasa la mano por la cara.
— Un día todos nos iremos de aquí. Todos haremos realidad nuestros sueños.
— Ya no estoy tan seguro.
— Mad... — alguien grita diciéndole a Carol que baje. — Me tengo que ir.
— Está bien. Gracias por su ayuda.
— En vano, pero lo intenté. — sonríe. — Hasta luego.
Asiento con la cabeza y veo a la chica salir de mi habitación.
Me tumbo en la cama y dejo que mi mente se llene de Liam.
No sabía qué pasaba entre nosotros y menos aún por qué Liam me trataba tan bien. No me merecía todo este trato. No merecía tener un tipo como él para ayudarme en nada.
[...]
Todo el salón estaba bien iluminado por luces intermitentes. La