—Sabes que me gusta cocinar, y si te gusto me doy por satisfecha—se encoge de hombros.

Aprovecho que estoy sola para darme una ducha, después de un rato bajo el agua decido que es suficiente cuando mi piel se pone arrugada, el problema comienza cuando me voy a vestir casi nada me queda, las franelas son de mis hermanos es lo que más uso y unos boxers que le robe a Oliver los uso de short, no quise usar nada de mi grandullón todo quedo donde lo dejo por última vez, no volví a entrar a la habitación que compartimos en la casa de la manada y en el pent house use la de Oliver al igual que su ropa, cada vez que veía algo de él la tristeza mezclada con la impotencia por no poder salvarlo no me dejaban respirar.

Soy una cobarde eso lo sé, pero debía seguir adelante y fue la única solución que encontré, sus cenizas están en la casa de mis padres en la manada no quiero perderlas, quiero tenerlas resguardadas hasta que nuestros hijos puedan decidir dónde va a descansar de manera definitiva.

B