Enzo recibió en su teléfono un mensaje de Adia, citándolo a una reunión, donde, según ella, deben tratar un asunto sumamente importante para los dos.
Él tecleó rápidamente su respuesta y resopló al dejar el celular sobre su escritorio.
–¿Qué pasa? –indagó Greg.
–Adia Gutiérrez se está impacientando, quiere que nos reunamos para un asunto sumamente importante, según sus propias palabras.
–¿Quieres que te acompañe?
–No socio, tú hoy ocúpate de esperar tus indicaciones, yo debo comunicarme con mis hombres en el almacén pa