Enzo aceptó de muy buena gana la advertencia que le hacía William sobre la reacción de Gutiérrez al saber que le habían robado la mercancía de contrabando que tenía camuflajeada entre las cajas de textiles que siempre manejaba.
–Esperaré su llamado.
–¿Cómo te fue con tu suegra?
–Esa es tremenda víbora, está tratando de estafarme en mi propia cara, pero le tengo una gran sorpresa.
–Ya veremos cómo me recibe mañana Gutiérrez, te mantendré al tanto.
–Gracias William