10- Por favor Sebástian, ya déjame te lo suplico.
-¿A dónde crees que vas? Preguntó aquel hombre que salía de la ducha con una toalla amarrada a su cintura, dejando ver su cuerpo atlético y bronceado, que en ese momento a Cloe no le provocaba la más mínima sensación, le tenía asco y miedo.
-Dormiré en la sala, te dejaré aquí tranquilo, así no te molestaré, dijo ella suavemente.
-El hombre dio algunos pasos y tomó a Cloe por el cuello, haciéndola quejarse de dolor, crees que solo te puedes ir así dejándome aquí, tu eres mi esposa Cloe no lo olvides, dormirás conmigo, has dormido con no sé cuantos tipos por dinero y no dormirás con tu esposo, vaya que eres descarada, no creo que nadie haya pagado la suma que pagué por ti a Petra.
-No he dormido con ningún hombre por dinero ni por nada, cuantas veces tengo que decírtelo, dijo Cloe, sintiendo como la mano de Sebástian presionaba mas fuerte su cuello.
-Ya déjame Sebástian, que te pasa, suéltame, decía ella intentando soltarse, pero la fuerza de Sebástian era mucha y ella simplemente con