—¿Qué hace mi mamá aquí? — me vestí torpemente, mientras Kilian recogía su ropa un poco frustrado—. ¿Cómo supo ella donde me encontraba?
—No lo sé, mi amor — suspiró—. Tomaré una larga ducha mientras hablas con tu madre.Me quedé viéndolo en toda su gloria, mordiendo mi labio con fuerza al recordar a su lengua adueñarse por completo de mi cordura. Al darse de cuenta, me tiró un guiño y una sonrisa antes de perderse por el pasillo.—Que rico — murmuré, observando su firme y redondo trasero.Termine por acomodarme el vestido y el cabello antes de abrir la puerta con una gran sonrisa dibujada en el rostro. Después de todo, llevaba meses sin ver a mi madre, por lo que el corazón se me disparó una vez se abalanzó sobre mí. Sus ojos y sus